Menos que un caramelo a la puerta de un colegio le ha durado a Francisco Martín su cargo como consejero de Caja Extremadura. Resulta que este señor ya fue Consejero en su memorable etapa de Cáritas por lo que no puede volver a serlo en una temporada. Y varias dudas  me matan de curiosidad. Una ¿es que el no sabía que no podía serlo? (cosa que dudo) ¿o es que pretendía saltarse las normas a la torera? Otra, no se molestan en leerse las normas de los lugares que van a dirigir o asesorar (pienso que no). ¿Que van a explicar al pueblo, a ese que representan después de la pantomima del Pleno del otro día? Con estos políticos de tres al cuarto juegas al parchís y te cantan bastos.

 El resultado de todos estos tejes y manejes no es más que un descontento popular y no me refiero al partido de idéntico nombre si no al del pueblo placentino que cada día esta más indignado con sus gobernantes. Esos señores y señoras que cada cuatro años van por las calles, plazas y bares (esto último les gusta mucho) pidiéndote el voto por que dicen que van a trabajar por nosotros y en cuanto se acomodan en su escaño se olvidan de ese pueblo que le ha aupado, se rodean de un aura de soyquienmandoymeimportasuncarajo así como de una serie de palmeros que les alaban, les abren paso, les vitorean y cual perrillos saltan a la voz de su amo. Muchos de ellos se emocionan cuando salen de cañeo con la autoridad y se hinchan cuando se sienta a su lado y ven a la gente pasar. Es como si su espacio vital necesario fuera mayor que el del resto de los mortales. ¡Fijaos la próxima vez que veáis a la autoridad viendo el futbol con su grupo de aduladores!

Cuanto tardará este grupo en salir despavorido cuando las cosas se tuerzan pues me da que lo mismo que le ha durado el cargo a Francisco Martín. NADA.