Se está hablando y mucho del supermercado social que ha abierto sus puertas en Plasencia. Incluso a nivel nacional hablan de él como un paso importante para la ayuda de gentes con pocos recursos económicos, algo extraordinario en España y habitual en otros países de Europa.

Me parece estupendo que haya iniciativas de este tipo para ayudar a los que no tienen. Pero lo que no hay que olvidar que estamos hablando de un negocio que tiene quizás unos beneficios menores que un supermercado habitual, pero que los tiene. Prueba de ello es que tiene personal contratado, que en algunos casos o en todos tienen reconocida una minusvalía por lo que no hay que olvidar que los pagos a la Seguridad Social se reducen e incluso se pueden obtener ayudas y subvenciones por fomentar la integración de personas con discapacidad. Por tanto se está obteniendo un beneficio aunque solamente sea para pagar nominas.

Lo que me indigna realmente es que no se hable del otro “supermercado” que existe en Plasencia desde hace años. La Iglesia Evangélica de Plasencia; a través de su Asociación sociocultural KLESIS, reparte desde el año 2003 una media de 8.000 Kilos de alimentos en su local de la calle El Salvador. Toda la comida viene del Banco de Alimentos, productos que no se pueden vender en ningún caso y que son distribuidos por voluntarios que se encargan de su recogida en Cáceres con camiones que ellos mismos costean, cargan los alimentos en el camión, descargan y seleccionan. Son distribuidos a personas sin recursos previamente enviados por los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Plasencia, existe una ficha de control y cada kilo que sale se justifica ante la Cruz Roja.

La diferencia entre el supermercado social y la obra que realiza esta gente es que mientras los primeros venden la mercancía, lo segundos se encargan de distribuirla pagando de sus bolsillo todos los costes y el trabajo es voluntario, todas las personas que preparan los lotes que se llevan las personas que allí acuden no cobran nada aportan su trabajo.

Mi pregunta ¿por qué estos voluntarios nunca salen en los medios de comunicación? Quizás por ellos nunca los buscan, sus creencias religiosas le dictan trabajar y no publicitarse, al igual que no aceptan ayudas económicas para su Iglesia, ellos son autosuficientes y a pesar de tener derecho a una parte del dinero que recauda el Estado jamás lo aceptan y sin embargo de su dinero ponen camiones para que gente que no tiene recursos económicos en Plasencia tengan comida. Gente que no tiene por que ser Evangélico o protestante.

No me imagino a los curas sin pasar el cepillo un domingo en la iglesia o destinar ese dinero para ayudar a tanta gente en paro y que apenas tienen para cubrir sus necesidades.