Que malos somos algunos placentinos, estamos haciendo desaparecer el tejido industrial de la ciudad.

¡Qué pedazos de egoístas estamos hechos!

El motor económico de esta ciudad el hostelero va a pique por que un grupo de placentinos quiere dormir ¡hay que tener mala baba! ¿Pero como se nos ocurre decir que hay ruido en Plasencia?

Hasta un grupo de dueños de bares ha tenido que pedir clemencia al alcalde en funciones para poder abrir un ratito más coincicidiendo con el Festival Folk.

Y lo peor de todo no es esto, es que se va a extinguir la juventud de Plasencia, va a quedar el pueblo con cuatros viejos amargados. Los jóvenes se van a ir pero… ¿dónde? Por que a mi me hacen gracia estos vaticinios catastrofistas que se agarran a la juventud para defender sus chiringuitos. ¡Que atajo de falsos! La juventud ya se marcha fuera de Plasencia por que aquí hay cuatro carreras universitarias desde hace años no se amplían ninguna más, por que el empleo es precario, por que las expectativas para los deportistas son nulas (véanse las condiciones de la ciudad deportiva o la piscina climatizada). Así que no nos vengan con cuentos de que la juventud se nos va a marchar por que los que tienen dos dedos de frente o inquietudes ya se han ido. ¿Quiénes nos quedan entonces? Mayoritariamente los del carrito de supermercado con litros de alcohol, los del chunda chunda en los coches y los moteros de escape libre.

Que defiendan sus negocios, que es lícito, normal y hasta razonable pero que no nos vendan regatón, bachata o bacalao del malo.

Espero que mañana no nos acusen de lo mismo los cristaleros, los panaderos, los electricistas, los libreros, los quiosqueros, los………