Primer martes de agosto y nuevo Martes Mayor.

Con una temperatura sofocante es un acto de heroísmo ir a la plaza a darse una vuelta. O vas bien cargado de agua o no te queda más remedio que repostar en alguno de los bares de la zona centro.

Este año el Martes está más disperso si cabe. Caminar desde la Puerta del Sol hasta la Catedral, ir a la Plazuela de Santa Ana para verlo todo sin desfallecer es un logro.

Pero el logro mayor es poder visitar este mercado a cualquier placentino en horario que no sea laboral. Por que desgraciadamente los placentinitos de a pie tenemos que trabajar para ganarnos al habichuelas ¿entonces para quien está pensado este Martes Mayor? Evidentemente para nosotros no.

Si a eso le sumas la imposibilidad de muchas personas de desplazarse hasta la Plaza y aledaños, bien por que sus condiciones físicas y la gran cantidad de gentío lo hacen imposible. ¿Realmente cuantos placentinos hemos disfrutado de nuestro Martes Mayor?

Personalmente pienso que es una fiesta que ha montado para la apariencia, para el turista. ¡Vale perfecto! Pero entonces que queda realmente de la esencia del Martes Mayor antiguo, el tradicional, el de mercado, el de la fruta, el de la artesanía local. Muy poco, esto se ha convertido en un maremagnun a veces sin sentido. Para nada representa lo tradicional, lo de esta tierra, lo de Plasencia, lo de los frutos y el trabajo de la tierra. Pues nada.

Recuerdo un año que esta visitando los puestos que había de mil cosas y en esto que se pone un señor a mi lado y le dice al señor del puesto ¡hola buenos días! Va a pasar la Señora Alcaldesa a saludarle. Me quedé petrificado, además de sentir una vergüenza ajena absoluta. ¡En Plasencia nos conocemos todos! Yo sé quien es la alcaldesa. En un momento pensé que aprovechando lo medieval iban a venir uno de los tantos tamborileros que te machacan el tímpano ese día e iba a anunciar la presencia de la Alcaldesa. Pues bien la señora Alcaldesa llegó y dijo ¡hola buenos días! Miró y se marchó al puesto siguiente. Su anunciador oficial previamente iba avisando a los tenderos de los puestos. Y por allí se perdieron entre puestos.